En las distintas celebraciones, apegadas estrictamente a los aforos y las medidas sanitarias que exigen la autoridad y la Etapa de Transición en la que se encuentra la Provincia de Osorno, los fieles participaron de esta Fiesta del Banquete en que el Espíritu Santo vuelve a renovar sus dones en los creyentes.    

En el templo Catedral San Mateo Apóstol, el Obispo de la Diócesis de Osorno, monseñor Jorge Concha Cayuqueo, en su homilía dijo que el Paráclito de Dios acompaña a la Iglesia a través de su presencia “en cada uno de sus hijos e hijas y está presente de modo especial en las tantas circunstancias que le toca pasar en la historia”.

Hizo memoria del relato de la Creación, y señaló que en el Génesis “se nos dice que Dios creó todas las cosas y al final, también hizo al hombre, estaba todo completo, pero faltaba algo importante, y finalmente sopló sobre este hombre hecho de tierra, y en ese soplo le dio la vida. El Soplo de Dios es el que da la vida”.

Jesús, había terminado su obra en esta tierra junto a sus apóstoles, a sus discípulos y les prometió el Espíritu, agregó el obispo, y continuó: “Resucitó, Ascendió, y reuniendo a los apóstoles y a los discípulos, ellos sienten también una ráfaga de viento, el soplo que viene de lo alto, el soplo de Dios, y ellos fueron transformados y recibieron la luz y la fuerza de la vida”.

Por eso, explicó el Pastor de la Iglesia osornina, “Pentecostés se considera el comienzo de la Iglesia, con todo lo que significa: predicación, dar testimonio del Señor, y es así como la Palabra de Dios nos dice que a continuación, ellos empezaron a predicar y todo el mundo le entendía. Por eso esta fiesta, es la fiesta de la Iglesia, del Espíritu que nos da vida a todos, que transciende también muchas barreras y fronteras”.

En su mensaje también destacó tres aspectos: primero el “Espíritu Santo siempre viene en nuestra ayuda, nos mantiene con el don de la fe, de la esperanza, del amor. Siempre está nutriendo nuestra vida, incluso cuando no lo sabemos reconocer con claridad. Segundo; nos enseña a orar, Él completa nuestra oración, y nos asiste en ella, nos sostiene y nos hace llegar con su acción al Padre”.

Tercero, “El Espíritu nos renueva como Iglesia, a partir de la transformación que se hace en cada uno de nosotros. Renueva, transforma nuestro corazón, nuestro pensamiento, respetando siempre nuestro querer, si nosotros no nos dejamos renovar, el Espíritu no nos violenta”.

Al finalizar su homilía, el obispo Jorge hizo oración y pidió al Señor su ayuda en lo que sucede en la humanidad y en nuestro país, e invocó la acción del Espíritu Santo para que asiste a todas las personas “que fueron elegidas para distintos servicios a la patria, que es un servicio al bien común, y que ellos se dejen inspirar por lo que es bueno, por lo que es justo, por lo que es noble”.