Con el canto de inicio, pasadas las 18.00 horas, comenzó la fiesta de la eucaristía, a la cual llegó una treintena de fieles que cumplieron con el aforo correspondiente y con las medidas sanitarias que exige la autoridad del MINSAl.
La fiesta del Banquete fue presidida por el padre Américo Vidal, quien en su mensaje agradeció a Dios por este momento de encuentro para elevar la oración por todos los “familiares que el Señor llamó en este tiempo de pandemia para compartir la Morada eterna, la vida eterna. Y es por eso precisamente que el juicio de Dios es el amor”.
Al respecto, y refiriéndose al Evangelio del día (Mt 22, 34-40), explicó que Jesús en respuesta a la trampa que quiso ponerle el fariseo, quien era experto en la ley, le dijo “que el primer mandamiento es Adorar y Amar a Dios por sobre todas las cosas, y el Señor le pone énfasis al mandato y agrega que, con toda tu mente, con todo tu corazón y con todo tu espíritu”.
Aseguró el sacerdote diocesano, que este mandato de amar a Dios “tiene una consecuencia social para los cristianos católicos: no cometerás adulterio, no robarás, no mentirás… por eso hermanos y hermanas, el segundo mandato, dice Jesús es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, y de estos dos mandamientos, depende toda la ley y los profetas”.
“Cuando nos enfrentemos cara a cara con el Padre, Él no nos va a preguntar si fuimos a misa, si rezamos el Rosario, que son medios importantes también para nuestra fe, pero Dios nos va a preguntar: ¿Amaste o no amaste a tu prójimo, a tu prójima? (Mt 25, 31-46) Estuve enfermo, estuve preso, estuve sin ropa, tuve hambre, tuve frío, fui forastero y ¿qué hiciste tú?. Es decir, son acciones humanitarias. Celebramos el Día de la Solidaridad, entonces necesitamos preguntarnos ¿fuimos o no fuimos solidarios o solidarias?”, agregó el padre Américo.
También aseguró que “no es tan simple hacer lo que dice el Señor, lo que nos pide, por eso también es importante cada día antes de dormirnos, hablar con Dios y pedirle perdón: Señor perdón porque no hice tu voluntad y ofendí a mi prójimo, a mi prójima, claro con la convicción de tratar de no volver a hacerlo”.
En su mensaje, el párroco de la comunidad Santa Rosa de Lima, dijo que siempre es importante elevar nuestra oración a Dios por los seres queridos que partieron a la Casa del Padre, y por los familiares y cercanos para que el Señor les reconforte en el amor, les renueve siempre la esperanza y les fortalezca en su fe.
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