En conversación con la hermana Marta, antes de iniciar su viaje, nos compartió parte de su vida familiar, vocacional y su servicio evangelizador que generosamente entrega por el Reino de Dios:
Hermana Marta Ibáñez Valdebenito:
“Siempre he sentido que mi bautismo fue la primera señal para mi vocación”
Una mirada profunda, inquieta y al mismo tiempo serena, acompaña el rostro afable de la hermana Marta Cecilia Ibáñez Valdebenito, quien quiso compartir su vida, su vocación, sus convicciones, y el servicio apostólico y evangelizador que donó en dos periodos a la Iglesia osornina, antes de iniciar su camino, este martes 8 de marzo hacia Colombia, lugar de la nueva misión que le fue encomendada a la Religiosa Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia.
Hija de Rosa Ester Valdebenito y Darío Segundo Ibáñez, es la tercera de cuatro hermanos: Luz María, Luís (Q.E.P.D), Marta Cecilia y Alberto, es oriunda de la ciudad de Collipulli, en la Región de Los Ríos, donde vivió junto a su familia hasta los siete años, y luego del fallecimiento de su madre, fue trasladada hasta Concepción para vivir junto a sus padrinos: Blanca Valdebenito y Rubén Saavedra.
Vida Familiar
El relato de la hermana Marta se inicia desde la primera infancia, y con una gran aseveración: Siento que el Señor me ha acompañado desde siempre. Esto que: desde el vientre te llamé, siento que pasó conmigo. Fui bautizada en la Vigilia Pascual, y siempre he sentido que mi bautismo fue la primera señal para mi vocación, por lo que la vida Sacramental me ha marcado mucho.
En la parroquia San Juan Matta de Concepción fue el único templo que encontraron mis papás para bautizarme porque todas las parroquias tenían su programa de Semana Santa. Después de haber recorrido la ciudad buscando un lugar, alguien les dio el dato y llegaron allí, donde el párroco estaba en el atrio del templo rezando que llegara un bebé y poder bautizar ese día, bueno llegué yo, me inscribieron, y en la noche fue la celebración.
¿y cuál era el apuro del sacerdote?
Ah, porque él necesitaba bendecir la Pila Bautismal.
¿Porqué dice que la vida sacramental la marcó?
Porque en su homilía, el padre dijo que esa niña que estaba bautizando: “iba a ser muy feliz”, y cuando me contaron, esa frase me resonaba, pero Negativamente, porque Dios se llevó a mi mamá cuando yo era una niña, quedamos cuatro hermanos chicos, un papá de 30 y tantos años con cuatro hijos.
Entonces, con la muerte de mamá me fui a Concepción, porque el Señor me regaló una segunda familia, que fueron mis padrinos y ahí viví hasta que llegué a la Congregación., y con esto de la niña feliz, yo me preguntaba ¿cómo puede ser una niña feliz si no tiene a su mamá? Fue duro y tiempo de muchas interrogantes en mi niñez y en mi juventud, e hizo eco cuando me consagré.
Sin embargo, al mirar la historia ya grande, descubro que en todo momento Dios estuvo ahí conmigo, acompañándome; me regaló esta nueva familia, posibilidad que mis hermanos no tuvieron, hice todos mis estudios, y ellos no pudieron, entonces hubo muchos cuidados para mí.
Yo era muy apegada tanto a mamá como a papá, y vivía atrás de mi mamá todo el día, y llegaba mi papá y me olvidaba de ella, yo era la que me “embracilaba” la que comía de su plato, la que lo esperaba con la fuente de agua para que se remojara los pies, fui muy regalona de papá. Fue una experiencia muy linda, pero también de soledad porque cuando me fui a Concepción a vivir con mis padrinos, ya no los veía a ellos.
Vida de fe
Mis padrinos eran católicos, vivían cerca de una parroquia, y participábamos todos los domingos de la misa. Mi papá nunca me llevó a la Iglesia, pero me marcó su idea fija de que yo hiciera la Primera Comunión, pero nunca motivó en ello a mis hermanos. A mí, siempre me atrajo Dios, y toda la vida me llevaba de la mano, era como un imán. (...)
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