Hasta la Catedral San Mateo Apóstol llegaron los diáconos junto a sus esposas, familiares, amigos y la comunidad creyente que acompañó en esta celebración, donde además los Servidores del Altar, renovaron sus votos diaconales, junto a sus cónyugues, “quienes han sido apoyo y sustento permanente en su ministerio”, leyó el guía de la celebración.

Inmediatamente después, al momento de la oración universal, el diácono Juan Carlos Cayún pidió por sus hermanos de ministerio: “Bernardo Torres, Jaime Starocelki y José Rubén Hernández, quienes el 8 de agosto cumplieron 30 años de servicio diaconal, y por Maximiliano Muños, quien los cumplirá el 12 de diciembre próximo”.

“También oremos por nuestro hermano Alberto Ferrando, que en abril pasado, cumplió 25 años de Servicio diaconal, para que el Señor bendiga abundantemente a su familia y logros en su servicio, y que su ejemplo guie nuestro caminar”, añadió.

En tanto que el obispo de la Diócesis de Osorno, Jorge Concha Cayuqueo, en su homilía destacó la vida y virtudes de San Lorenzo, y dijo que en esta fiesta en que recordamos a este gran santo, patrono de los diáconos, “también celebramos a estos hermanos nuestros, quienes sirven de muchas maneras en nuestras comunidades, y que son un pilar importante en la vida de la Iglesia”.

Con este motivo, agregó que “al celebrar el Día de los Diáconos, también es fundamental que ellos, junto con el servicio que es tan valorado por el Pueblo de Dios, también sientan la alegría de estar viviendo esa vocación a la que el Señor los llamó”.

Destacó además que: “debemos recordar hermanos y hermanas, que el estar en los altares y ser recordados con grandes fiestas en muchas partes del mundo, también en nuestro país, con procesiones y diversas expresiones populares, San Lorenzo tuvo que vivir la vida cristiana, y es el resultado de un camino largo”.

“Lo recordamos por el martirio, pero él tuvo una vida destacada. El joven Lorenzo escuchó el mismo Evangelio que acabamos de escuchar (Jn 12, 24-26) con palabras del mismo Jesús: si el grano de trigo no muere, no da frutos, pero si muere da muchos frutos. Con el ejemplo del grano que muere, el Señor nos enseña con sus propias palabras que el morir es un acto de fecundidad”, añadió el obispo Jorge.

“Así lo explicó el Señor, antes que le llegara esa, su hora extrema. A este acto extremo de Jesús, su muerte, se remiten muchísimos actos de amor, de entrega, de generosidad, de altura, a veces tan comunes, ordinarios, pero que pueden ser del todo extraordinarios si en ellos hay verdadera entrega generosa, movida por el amor”, agregó.

Es ese Jesús, aseguró el Pastor de la Iglesia osornina, “el que llamó a Lorenzo, y el que ha llamado a tantos diáconos y servidores suyos, hombres y mujeres: ´si alguien quiere servirme que me siga´. Él es el que llama: ´pero correrá la misma suerte que yo´. así lo dice también el Señor”.

“Hoy Lorenzo es un testimonio de nuestra fe, y nos recuerda que la fe que profesamos, a veces hasta inoperante e insignificativa, no es la flor de un día que pasó, sino que es verdadera y la mejor semilla perenne en Jesucristo, y que también es para nosotros. Semilla que necesita una tierra buena para seguir dando buenos frutos”, agregó.

“Que el ejemplo de generosidad, de escucha y de fidelidad a Jesús del joven San Lorenzo anime la vida de todos nosotros que celebramos su fiesta en este día, y de todos sus ministros, especialmente la vida y el servicio de nuestros hermanos diáconos”, concluyó el obispo Jorge.