De manera previa a la Santa Misa, algunos agentes pastorales de la comunidad animaron a la asamblea con la alegría de los cantos y algunas reflexiones en torno al Evangelio y a la figura y obra de San Alberto Hurtado.

Inmediatamente después, con el canto de entrada se inició la celebración eucarística, donde el diácono Carlos Barría invitó a la asamblea a invocar al Señor en medio de su Pueblo, y recordó al primer santo chileno, quien trabajó arduamente por los niños, niñas, adultos, hombres y mujeres “que vivían debajo de los puentes, por los que no tenían casa, por los que pasaban frío, hambre. Él los fue recogiendo y fue construyendo albergues para ellos, y hoy en todo Chile está una de sus obras: el Hogar de Cristo”.

Hoy, en honor de este gran hombre, “hacemos memoria de él y celebramos el día de la Solidaridad, donde se nos recuerda que nosotros también debemos ser solidarios con los demás cada día, aunque no tengamos mucho, aunque no tengamos nada, siempre podemos ser solidarios con los hermanos y hermanas: cuidándonos, respetándonos, amándonos como el Señor nos manda”, añadió.

Después del momento del perdón y el canto del Gloria, los presentes escucharon atentos la Liturgia de la Palabra, y el Servidor del Altar proclamó el Santo Evangelio (Mt 22, 1-14), para luego el Vicario General, Padre Cristian Cárdenas Aguilar en su homilía dijo que el padre Hurtado, a la luz del Evangelio “nos enseñó a ser solidarios, a preocuparnos por los otros”.

Por su parte, en representación de los “Sobrinos” un grupo de ellos realizó las peticiones y oraciones del ofertorio, donde dieron gracias a Dios por la ayuda que reciben, por los “tíos y tías” del comedor con quienes comparten cada día, por la vida, la salud, por la familia.

Al finalizar la Santa Misa, el sacerdote diocesano bendijo a la asamblea presente y asperjó agua bendita, para luego disponerse a compartir también la mesa fraterna, donde además de la comida, disfrutaron de la amistad y la buena compañía.