Hasta el templo llegaron fieles de la comunidad dedicada al santo de Asís, también amigos y familiares para acompañarlos en tan importante momento en las vidas de quienes se comprometieron a iniciar el proceso de formación, que los llevará con el tiempo a la consagración perpetua.

Durante el rito de admisión a la Orden Franciscana Seglar, los postulantes fueron presentados por sus nombres, y el Guardian del templo; padre Francisco Lastre OFM, los llamó: “Acérquense los hermanos que solicitan el ingreso en la Fraternidad Francisco de Asís de Osorno”.

Uno a uno los solicitantes: Carlos Eduardo Cavieres Carbajal, Felicinda González Barrientos, Juan Enrique Laborde Muñoz y Nevianne Valentina Pérez Ojeda rezaron la fórmula de la solicitud, y el padre, leyó: “La Iglesia y la familia franciscana reciben y confirman el propósito de vuestra voluntad. Que el Señor les conceda la perseverancia en este propósito y que seáis fermento de la vida evangélica en medio del mundo”.

Luego, en un momento de gran solemnidad los nuevos integrantes de dicho movimiento recibieron la Santa Biblia y la Regla de Vida de la Orden Franciscana Seglar, en tanto la asamblea acompañó con el canto y la oración. Inmediatamente después recibieron la bienvenida de la Fraternidad y el aplauso alegre de los presentes en la celebración.

Por su parte, el sacerdote franciscano, en su homilía también agradeció al Señor y a Francisco de Asís, que sigue llamando a hombres y mujeres, y porque el mundo laical se ve fortalecido porque con este rito “estos cuatro hermanos están ingresando a este movimiento laical que quieren vivir en su mayor empeño, la gracia bautismal, ¿Dónde? En sus ambientes: en su trabajo en su familia, en su casa”.

También se dirigió a los, ahora nuevos integrantes de dicha fraternidad, y explicó que La sociedad, el mundo, la familia “tendrá que ser mirada en la vida de ustedes, y ojalá en la vida de todos nosotros, desde la perspectiva del ´pobre de Asís´, donde todos somos hermanos”.

Añadió que la petición que hicieron estos hermanos y hermanas: ”no es algo extraordinario, si no que tal vez tendría que ser lo que cada uno de los bautizados vivimos diariamente, pidiéndole al Señor con empeño, como dice la petición, y fidelidad, este regalo que ya un día recibimos de nuestros padres y por nuestro bautismo”.