Durante la actividad, que se llevó a cabo en el salón parroquial, una representante del grupo de voluntarios de cada día, expresaron su agradecimiento a Dios por este grupo humano que sirve con amor a quienes están en situación de calle, y por todo el aprendizaje que han absorbido en esta experiencia que catalogaron como una “bendición” y un “privilegio”.

También dieron gracias al padre Felipe Fernández, párroco de dicha comunidad y al diácono Carlos Barría, quienes apoyan esta iniciativa y guían la misión de la obra solidaria en que entregan diariamente almuerzo a unos ochenta “sobrinos”, hombres y mujeres que llegan en busca del alimento, y el compartir fraterno.

A la ceremonia asistieron además familiares y amigos de voluntarias y voluntarios, el alcalde de la Municipalidad de Osorno Emeterio Carrillo, el párroco de la parroquia San Bernardino de Quilacahuín y el párroco de la comunidad dedicada a Jesús Obrero, padre Francisco Triviño, quien hizo memoria de los inicios de la comunidad, del comedor y otras obras pastorales en tiempo del padre Remo Pistrín.

El sacerdote diocesano además se refirió al mandato de Jesús: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22, 36-40), y dijo que “amar al prójimo es una obligación de todo cristiano”.