Los cantos propios que el pueblo mexicano canta desde siempre a la “guadalupana”, fueron interpretados por el coro de la capilla y la asamblea acompañó alegremente cada uno de ellos con sus voces y aplausos al son de la música en los distintos momentos de la celebración eucarística.
Así con la fe sencilla de los creyentes católicos, con la Palabra de Dios, con oración, con flores, regalos y el corazón dispuesto a la escucha del mensaje que “la guadalupana” trajo con su presencia a través de San Juan Diego, la asamblea estuvo atenta a la homilía del obispo de la Diócesis de Osorno Jorge Concha Cayuqueo, quien destacó que la religiosidad en Latinoamérica es expresada con mucho cariño y también con dolor cuando algunos fieles de rodillas pagan mandas, “y esta característica está presente sobre todo en la Fiesta de María de Guadalupe”.
“Otro elemento es el celo apostólico, el celo por la misión, el celo por la evangelización. En aquellos años (1931) la Iglesia tenía un tremendo deseo; el arzobispo Juan de Zumárraga junto a un grupito de frailes franciscanos tenían el anhelo de evangelizar, pero no sabían cómo hacerlo y buscaban estrategias de cómo anunciar a Jesús en una cultura que era diferente con miles de indígenas y pocos españoles”, explicó.
En esta realidad, agregó el padre Jorge, “se produce el encuentro con María que se manifiesta, y uno puede leer esto como ese deseo presente siempre en Ella, desde el comienzo es reconocer a Dios, al Padre, después, que su Hijo sea conocido, y que nosotros hagamos ´lo que Él dice´”, agregó el obispo.
La Madre del Hijo de Dios “es protagonista, se le aparece a Juan Diego en esta como encrucijada que había para la Iglesia naciente en México en aquel tiempo, y eso tiene un tremendo impacto; tuvo un impacto cultural y evangelizador en la Iglesia, y el pueblo azteca entendió que ese mensaje también era para ellos, y se propagó, entró en el pueblo”, continuó su homilía.
María de Guadalupe, aseguró el padre Jorge, “es integración que trascendió a todas las culturas y las enriqueció. Eso lo produjo también la evangelización, y nuestra evangelización también está llamada a integrar, a hacer que quienes están alejados, sean parte también de esta riqueza inagotable que es Jesucristo el Señor, y que siempre nos renueva la esperanza”.
Al finalizar la eucaristía, que fue concelebrada por el padre Patricio Sánchez y Juan Aros, hubo serenata a María de Guadalupe, donde a los pies de la imagen fue interpretado el canto “A ti Virgencita”, mientras la asamblea alegre acompañó con aplausos el hermoso momento.
Finalmente, los presentes continuaron la celebración en torno a la mesa fraterna con música, canto y baile.
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