La celebración fue presidida por el obispo de la Iglesia osornina y obispo electo de la Diócesis de Temuco: Jorge Concha Cayuqueo. Concelebraron la Santa Misa, los presbíteros: Cristian Cárdenas, Walther Gonzales, Mauricio Bello, Juan Aros, Francisco Triviño, Patricio Sánchez, Bernardo Werth, Enrique Hernández, Pedro Kliegel, Juan Francisco Jofré, y los religiosos: Jorge Gómez CPPS, Juan Delau, Juan Pablo Wewo y Aures Da Silva de los Misioneros del Verbo Divino.
También asistieron los diáconos: Víctor Correa, Hugo Jaramillo, Juan Carlos Mardones, Carlos Barría, Alberto Ferrando y Maximiliano Muñoz. Acompañaron además las Hermanas Siervas de Jesús de la Caridad, Religiosas de la Preciosa Sangre, Religiosas de Santa Marta, Hermanas de la Santa Cruz, Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia e Hijas de San José protectoras de la Infancia, y fieles de diversas comunidades.
En su homilía el obispo Jorge Concha Cayuqueo agradeció a los presentes, “especialmente a mis hermanos sacerdotes que me acompañan en esta eucaristía para juntos agradecerle al Señor por estos tres años de ministerio aquí en Osorno. Es un tiempo precioso para mí, y un tiempo con muchas dificultades, y pido perdón al Señor porque siempre se puede hacer más, y seguramente yo no he hecho, y también por todas aquellas cosas que no he hecho bien”.
Agradeció además “por esta oportunidad grande de anunciar al Señor, para eso somos elegidos los ministros, los pastores, para anunciar a Jesucristo, esa es nuestra razón de ser, nuestra vocación. Así lo decimos, lo proclamamos y lo prometemos, y es un privilegio grande para nosotros el predicar la Buena Noticia, darlo a conocer y servirlo a Él, y de tantas formas que se da en la comunidad”.
En el Evangelio (Mt 20, 17-28) “Jesús va en camino a Jerusalén, y va hablando a sus discípulos de que va a ser crucificado, y que va a resucitar, y llega una voz totalmente disonante de la mamá de dos de los apóstoles a pedir un puesto para sus hijos cuando Jesús esté en su Reino. La enseñanza de Jesús es que la vida de quien lo sigue es el servicio a la comunidad sin límite, no el privilegio”.
“El servicio, en el caso nuestro, a los fieles, a los católicos, a los cristianos, pero que no se limita tampoco a eso. La Iglesia, a través de sus ministros principalmente, pero de todo el pueblo fiel, debe entenderse siempre como una comunidad de Jesús, servidoras a todos, no solo en el sentido cerrado y sectario. Siempre la Iglesia es servidora, los ministros siempre servidores, abiertos. Es el servicio que nos pide el Señor, no privilegios ni reconocimientos”, aseveró don Jorge.
“El ejemplo de ese servicio es el mismo Señor, y su servicio que es el cumplimiento de la voluntad de su Padre, está marcado por el sufrimiento, por la pasión, por la muerte y la cruz, y es de lo que habla en el comienzo del evangelio. Entonces el servicio del que nos habla Jesús, también, muchas veces tiene que pasar, recorrer el camino del Maestro, y por supuesto ahí para nada cuenta los privilegios de los primeros lugares por los cuales abogaba la mamá de los hijos de Zebedeo”.
Al celebrar este tercer aniversario como obispo de la Diócesis de Osorno “ le pido al Señor que ojalá haya habido un servicio como este entre ustedes, y que así sea siempre nuestro servicio; el de los consagrados, consagradas, de todos los bautizados, que sea un servicio auténtico, a ejemplo del que nos da Jesucristo”.
Saludo del obispo en el Día Internacional de la Mujer
“En este día Internacional de la Mujer. En este servicio muchas mujeres santas, reconocidas, santas de la vida cotidiana de nuestras comunidades, dan un testimonio muy cercano a eso que Jesús nos pide. Una oración especial para que este día, a todas ustedes mujeres que están aquí: hermanas, mamás, hijas, amigas, abuelas que el Señor las bendiga hoy y siempre”, expresó el obispo Jorge.
“Nos unimos también a este gran movimiento de este día, que nos viene desde otro ámbito, pero que une a las mujeres, teniendo presente tantas dificultades en el camino de dignificación del mundo femenino, sobre todo teniendo presente tanta violencia contra las mujeres. Dignificación, significa superación de las tantas formas de violencia que viven”, agregó.
“Que el Señor, a través de la acción del Espíritu nos vaya enseñando a tomar más conciencia de que la dignidad de la mujer, y de todo ser humano, supone respeto y consideración”.
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