Al iniciar la Santa Misa hubo un momento para recordar los albores de la parroquia San José en 1980, y la edificación de sus capillas, además de los agentes pastorales que ya partieron a la casa del Padre y que siempre sirvieron al Señor con alegría y entusiasmo en medio del pueblo fiel en Francke.

A la festividad, presidida por el obispo Jorge Concha Cayuqueo y concelebrada por el padre Juan Francisco Jofré Baeza, párroco de dicho templo; también asistieron agentes pastorales de las comunidades San Ignacio de Loyola y San Alberto Hurtado, quienes participaron con alegría y devoción a través de la oración y los cantos que interpretó el Coro parroquial.

En la presentación de los dones, fueron ofrendados el pan y el vino “que por la gracia y el don del Espíritu Santo se convertirán en tu Cuerpo y Sangre”, leyó el guía de la celebración. También se ofrecieron luz y flores; “como signo de la vida que surge por la gracia del Señor”, y alimentos, “que serán entregados a las familias con más necesidades en nuestra comunidad”, dijo al finalizar.

En tanto que, el Pastor de la Iglesia de Osorno, y obispo electo de la Diócesis de Temuco, en su homilía destacó que “San José es siempre un ejemplo que nos conviene mucho recordar, y seguramente ustedes han escuchado mucho acerca de las virtudes que tiene este servidor, este hombre de Dios, que fue el padre adoptivo de Jesús, y esposo de la Virgen María”.

“También sabrán que es un hombre silencioso, no de mucho protagonismo. El fue un servidor fiel y discreto, y en ese servicio sobresalen algunas de sus cualidades, como el silencio que parte desde el reconocimiento de los propios límites. Desde ahí surge este silencio de José que, no sé si consciente o inconscientemente, se da cuenta que no comprende todo y que no conoce toda la realidad”, añadió.

Dijo que el Ángel en sueños le explicó a José, “y él, que no comprende todo, no logra entender todo porque hay algo que desconoce, y entonces hace un gesto grande de humildad. José nos enseña este acto de humildad, de silencio porque reconoce que hay algo más allá de la realidad”.

El obispo Jorge, en la oportunidad también compartió una reflexión que “en el retiro que vivimos con el padre Juan Francisco, el predicador nos habló de la importancia de los sueños que tuvo José, y lo define como el hombre soñador. José tiene cuatro sueños: cuando él tiene esta tremenda duda de qué hacer con María que está embarazada, y el Ángel de Dios le disipa todo eso y le dice “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella, es obra del Espíritu Santo” y le indicó lo que tiene que hacer y el nombre que tiene que ponerle al Niño”.

“El segundo sueño, cuando Dios le dice que lleve a María a Egipto porque donde está corre peligro y él, obediente, se traslada con ella. El tercer sueño, que vuelva a su tierra, a Judea y hace lo que le dice Dios en el sueño. Estaba en eso, cuando tiene el cuarto sueño, que ahí había un gobernador muy malo, y que mejor, no fuera porque el Niño estaría en peligro, entonces José se desvía y pasa de largo, y se va a Galilea, más al norte, y llega a Nazaret”, añadió el obispo.

Agregó que: “José es un hombre que sueña, pero con los pies bien en la tierra, sus sueños eran muy concretos, de escapar al peligro, de favorecer la vida, de ponerse en camino”.