El repicar de las campanas anunció el inicio de la celebración, presidida por el Administrador Diocesano, padre Cristian Cárdenas Aguilar, y la guía leyó la monición inicial en que las Religiosas como Terciarias Capuchinas, y como Provincia del Buen Pastor expresaron su alegría por tal suceso  “porque como dicen nuestras constituciones: ´nuestra consagración religiosa es una alianza que expresa con mayor plenitud la consagración bautismal y la respuesta de amor a la llamada con que Dios nos ha elegido´”.

“Nos unimos como comunidad para dar gracias a Dios por la vida y la vocación religiosa de nuestra hermana Mónica Fabiana Dagorret, porque hace 25 años Dios la miró, la sedujo y quiso contar con ella invitándola a entregarse en este estilo de vida y en torno a su gracia se ha ido tejiendo su verdadera existencia y su misión como Terciaria Capuchina”, continuó la lectura.

Después de la homilía, ante el Administrador Diocesano y la asamblea, la religiosa renovó su consagración y dijo: “Para responder al Señor que me ha llamado a seguirle más de cerca, me ofrezco libre y totalmente al amor del Padre por Cristo en el Espíritu Santo”. Luego leyó la fórmula que utilizan en su congregación, y al finalizar sus palabras el pueblo fiel presente en la Santa Misa celebró dicho acontecimiento con el aplauso espontáneo.

Luego, el sacerdote diocesano impuso sus manos sobre la cabeza de la religiosa para entregarle la bendición y dijo: “El Señor, Dios todo poderoso derrame el don de su bendición sobre usted, y esta promesa que ha renovado este día, el Señor mismo sea su auxilio para llevarla a término hasta la vida eterna”. En la oportunidad, también la asamblea presente renovó su fe con la oración del Credo.

Una vez presentada las peticiones en la Oración de los fieles, donde se pidió por la Iglesia; por los gobernantes; por las familias; por el prójimo; por la congregación; por la Vida Consagrada y por la hermana Mónica; al momento de la presentación de las Ofrendas, fue llevado ante el Altar del Señor el pan y el vino, que “transformados en el Cuerpo y Sangre de Cristo encontramos la razón que justifica los esfuerzos que como personas consagradas hacemos en el día a día para conformar nuestra vida con la del Señor”, leyó la guía.

También fue puesta a los pies del Altar, las Constituciones de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, “Ellas encierran la norma de la vida que libremente decimos vivir en lo cotidiano”, continuó la lectura. Una planta, con lo que “queremos significar que el Señor ha regado tu jardín durante estos 25 años sin cansarse. En ellos, sin dudas habrá encontrado espinas, abrojos y debilidades, pero hasta hoy continúan vivas las flores de tu jardín interior desde que el Señor te llamó para estar con Él”.

Finalmente se ofreció un adorno con los 25 años de vida consagrada y las Argollas que “encierran la memoria agradecida de una historia de gracia y de amor de Dios que como hilo conductor ha ido uniendo los diversos acontecimientos de la vida de nuestra hermana Mónica, sus luces y sombras, esperanzas y alegrías, temores y tristezas, oración ferviente, su generosidad, su servicio incondicional siempre de la mano de María, su amor por los pobres, y su capacidad de desprendimiento representados en el anillo, símbolo de compromiso adquirido, de adhesión en cuerpo y alma a la Iglesia, signo de la entrega de la propia vida, para prolongar su existencia en Dios nuestro Padre”.

Cabe destacar que, en la oportunidad, acompañaron a la hermana Mónica, quien realizó sus votos perpetuos el 15 de agosto de 1998, las religiosas Capuchinas Amparo León y Adela Quezada de la comunidad de Argentina, Luz Adriana Librero y Eunices Fernández de Talagante, y Alba Sonia Lozano y Carmen Sofía de Osorno.

Durante su homilía el Administrador Diocesano, padre Cristian Cárdenas, expresó la alegría y unidad de la Iglesia de Osorno en este acontecimiento e hizo alusión al canto de entrada: “Que detalle Señor has tenido conmigo”, y resaltó el detalle que Jesucristo ha “tenido con todos nosotros, de una manera especial con nuestra hermana Mónica al celebrar sus 25 años. Es un detalle que Él ha tenido con ella al llamarla, y al descubrir también en el paso de la vida esa brisa suave, en la cual Dios le habló al corazón, le llamó y le invitó a consagrar su vida”.