En la capilla dedicada a San Pedro y San Pablo se congregó parte del pueblo de Dios que peregrina en la parroquia Jesús Obrero, para dar gracias al Señor por todo el bien que ha realizado este servidor del altar en la Iglesia osornina, especialmente en la comunidad de Rahue Alto.

En la oportunidad, al momento de la ofrenda, familiares del celebrado diácono presentó al Señor, con el pan y el vino, una estola, también recuerdos que fueron entregaron a los presentes en la eucaristía, en tanto el coro junto a la asamblea acompañó cada momento con el canto.

Antes de finalizar la Santa Misa, que presidió el Administrador Diocesano, padre Cristian Cárdenas Aguilar, un representante del adulto Mayor; una ex catequista, una integrante de la comunidad Virgen de los Pobres y de la comunidad parroquial, entregaron un obsequio al diácono Julio, en agradecimiento y reconocimiento de su servicio pastoral y diaconal en cada comunidad de la parroquia Jesús Obrero.

También la hija de don Julio, Sandra, dio gracias por la celebración dedicada a su padre y por las expresiones de cariño. Lo propio hizo el cuerpo diaconal, en que el diácono Juan Carlos Cayún agradeció la entrega generosa de su hermano de ministerio y destacó la gran disponibilidad de don Julio para el servicio incondicional a las personas.

En su homilía el padre Francisco Triviño, junto con entregar su mensaje en torno a las lecturas del día, destacó, a la luz de la Palabra de Dios, el haber tenido la suerte de acompañar a los diáconos y a sus esposas, durante todo su tiempo de formación “que para mí ha sido una gracia”, y explicó que el obispo Miguel Cavieres trajo esta iniciativa del diaconado a la Diócesis de Osorno.  

Resaltó además el apoyo que entregó a don Julio su familia, su esposa XXX y relató que junto a don Julio comenzaron a trabajar en esta parroquia, los adultos mayores, que fue el primer grupo a nivel nacional. También se inicio el comedor parroquial Mateo 25, que hoy funciona en la parroquia San Leopoldo Mandic.

“A mí lo que me gustó de don Julio, que él fue un dirigente sindical en sinodal y por muchos años. Tantas veces tenemos cristianos que hacen obras maravillosas como dirigentes sindicales. Muchas veces tenemos miedo, incluso de participar de la junta de vecinos, cuando desde ahí, con Dios en el corazón, también podemos hacer un aporte sumamente importante para la sociedad”, añadió.

Otra característica que el párroco de la parroquia dedicada a Jesús obrero subrayó que, en dicha comunidad, “por primera vez, se comenzó a trabajar, a nivel de nuestra diócesis, con las comunidades eclesiales de base. Aquí, en cada población, no en el templo o en la capilla, sino en la población había dos o tres comunidades eclesiales de base, y a nadaba con Julio y su esposa también, ayudando a los hermanos cristianos a que la Palabra sea conocida”.

Señaló que durante todo el mes “don Julio recorría las poblaciones visitando estas comunidades eclesiales de base, y junto con esto, como ya lo dije, también con los adultos mayores y el comedor. Han pasado tantos párrocos por esta parroquia y aquí continúa don julio fiel a esta comunidad”.

Hizo memoria y amenamente contó que el diácono octogenario, también dono su servicio en la comunidad de Riachuelo haciendo cargo de una comunidad campesina, “y un día por equis motivo pasé por ese lugar y estuvimos juntos y me contaba: ´vengo de tal capilla´. Yo también estuve en esa parroquia (San Joaquín y Santa Ana), y en el campo ¡como lo querían!, con qué sencillez llegaba a esos campesinos”.

“Agradezcamos a Dios por la vida de don Julio, por su familia, su trabajo, por todo lo que él ha hecho, sobre todo que le siga dando vida, cuando me cambien, y yo me vaya voy a decir: ´yo me fui y don Julio sigue en la parroquia´”, finalizó el padre Francisco Triviño.