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Comunidad San Juan Bautista celebró Fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Martes 21 de Noviembre, 2023

En el día de la Presentación de la Santísima Virgen María, este martes 21 de noviembre, la porción del Pueblo de Dios que peregrina en San Juan de la Costa festejó a la Madre del Señor, en la advocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, con procesión y la celebración de la Santa Misa, que presidió el Obispo de la Diócesis de Osorno, Carlos Godoy Labraña.

Hasta la parroquia San Juan Bautista también llegaron fieles y devotos, el párroco, padre Adrián De Vet y el padre Teóforo De Jeu, párroco de la parroquia Cristo Resucitado de Misión Cuínco, ambos religiosos de los Hermanos Menores Capuchinos; el presbítero, Oscar Escobar párroco de la comunidad dedicada a San Bernardino en Quilacahuín; y el Vicario General de la Iglesia de Osorno, padre Cristian Cárdenas, además del diácono Rubén Hernández, y la hermana Eva Punulef, Religiosa de la Santa Cruz.

Después de la comunión, los presentes, junto a la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro iniciaron la procesión desde el templo hasta el sector detrás del centro de salud de la localidad, donde la banda del pueblo Mapuche entregó su saludo a la Madre del Señor, y el sacerdote anfitrión dio gracias a todas las personas que ayudaron en la preparación de la fiesta, y destacó la importancia de esta celebración, tras la cual, se puede decir que “va silenciosamente la integración y el respeto mutuo entre los hermanos indígenas y la Iglesia Católica”.

También extendió sus agradecimientos al Obispo Carlos y al padre Cristian por su presencia en la celebración, e invitó a los presentes a rezar los unos por los otros “porque somos una sola comunidad”, destacó el padre Adrián. Inmediatamente después, la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro nuevamente fue llevada hasta el templo parroquial, donde el Pastor de la Iglesia osornina dio la bendición final.

Homilía del Obispo

En su mensaje, Monseñor compartió con la asamblea la historia de cómo nació la imagen del Perpetuo Socorro, y señaló que “tal como el Niñito Jesús corre donde la Madre y encuentra refugio en Ella, todos nosotros también podemos tener una experiencia similar. Cada vez que nosotros nos encontremos apesadumbrados, tristes, cada vez que necesitemos ser amados, contenidos, abrazados en los momentos de dificultad, podemos acudir a Ella y reconocerla como toda una fuente de refugio y consuelo en medio de nuestras dificultades”.

“Es tan consolador darse cuenta de ello, el darse cuenta que no estamos solos, que Dios ha colocado una madre para protegernos, una madre para acogernos, para que camine con nosotros, para que camine con su pueblo. Es una madre que está atenta a las necesidades de su pueblo y de los hijos de Dios, tal como nos lo cuenta la misma Sagrada Escritura, que Ella intercedió ante su Hijo Jesús para el bien de las personas que lo estaban necesitando”, continuó su mensaje.

Por ello, añadió, “hoy nos alegramos profundamente de tener una madre en el cielo que nos acompaña, nos acoge y nos auxilia, nos socorre, especialmente en los momentos de dificultad, pero esto no es suficiente para la vida cristiana. María nos señala un camino, no solo se presenta como fuente de refugio, sino también como modelo para todos nosotros, porque lo que hace María con nosotros, también lo podemos hacer nosotros con los que más sufren, con aquellos que están viviendo aflicciones, dificultades importantes”.

Señaló que quizás con una palabra, un gesto, con una atención o una visita “podemos ser una fuente de consuelo para aquella persona que está sufriendo, para aquella persona que no lo está pasando bien, y por lo tanto, el acompañar a Nuestra Señora del perpetuo Socorro en procesión, nos compromete a cada uno de nosotros a que hagamos serios esfuerzos frente a las dificultades de los hermanos, de ayudar y de solidarizar lo que más podamos, de comprometernos a tal nivel con la Madre de Dios, que ojalá en nuestra vida, la solidaridad, el servicio, la entrega, la donación de nosotros mismos, sea una característica nuestra, una característica de nuestra vida cristiana”.

Pero, continuó el obispo Carlos, “demos un paso más. Es también un camino que nos señala a nosotros la Iglesia. Una iglesia que no sale a servir a sus hermanos, una iglesia que se instala, que se acomoda, que nos es capaz de salir a la periferia existenciales, como dice el Papa Francisco, que no está atenta a los signos de los tiempos, que no sale de sí misma para vencer sus miedos y sus propias dificultades, y atender a las necesidades de los hermanos, no es la Iglesia de Jesús”.

Aseguró que la Iglesia que Jesús quiere, es aquella que se compromete con la transformación, con la sociedad, “es una Iglesia samaritana, atenta a las necesidades de los más pobres, de los que más sufren. La Iglesia que Jesús quiere, es una iglesia que se une por causas nobles, por causas que de verdad valgan la pena, y que nos ayuden a sentirnos satisfechos, pero no porque hemos cumplido, o hemos satisfecho una propia necesidad, sino porque, ante todo, hemos salido de nosotros mismos para servir a los demás, para cambiar el mundo, para sembrar las semillas de los reinos de los cielos, para desarrollar los valores del Evangelio en el mundo”.

“Por lo tanto”, enfatizó que “esta comunidad cristiana tiene señalado un camino con María, al acompañarla en procesión, esta comunidad cristiana también debiese distinguirse, más que cualquier otra, en su solidaridad, en su servicio, en su amor y en su cariño al más necesitado y a los más pobres. Pidámosle al Señor esa gracia, para que María no se quede solo en una imagen, en un cuadro, sino que viva en nosotros, se haga vida en nosotros su enseñanza, se haga vida en nosotros su ejemplo de Madre y Discípula de Jesús”.

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