En ambiente solemne y alegre, los confirmados, acompañados por familiares, amigos, padrinos y madrinas, además feligreses de dicha comunidad celebraron la Santa Misa, en que los alumnos de enseñanza media se comprometieron con el Señor y con la Iglesia.

En la oportunidad, después de la Liturgia de la Palabra, Sor Emilia Opazo, religiosa de Santa Marta, se dirigió al obispo de la Diócesis de Osorno y dijo: “estos confirmandos, fueron bautizados con la promesa que serían educados en la fe, y que recibirían un día, por la confirmación, la plenitud del Espíritu Santo, que los incorporase más plenamente a Cristo y a la Iglesia. Ese fue el compromiso de sus padres y padrinos en el día del bautismo, ahora, le pedimos, sean admitidos al Sacramento de la Confirmación”.

“Querida hermana, ¿están preparados convenientemente para recibir con fe y decisión este Sacramento?”, preguntó el Pastor de la Iglesia osornina, y la hermana respondió: “Como responsable de la catequesis de confirmación en esta comunidad educativa, puedo asegurar que se han preparado responsablemente, y han recibido la catequesis adecuada a su edad”.

“En el nombre del Señor”, contestó Monseñor Godoy: “los acepto para recibir este Sacramento admirable que los confirma con la fuerza del Espíritu Santo”. Inmediatamente después, jóvenes, junto a la asamblea presente renovaron sus promesas bautismales, luego el obispo, acompañado por el Vicario general, Padre Mauricio Cárdenas; el padre Felipe Fernández y el presbítero Cesar Torres, impuso las manos invocando al Espíritu Santo sobre los confirmandos.

Seguidamente, con gran solemnidad, uno a uno los jóvenes acompañados por su padrino o madrina se acercaron al Obispo Carlos, quien preguntó el nombre del ahijado o ahijada, y en señal de cruz untó el Santo Crisma en su frente, mientras la comunidad acompañó el momento con su oración y el canto junto al coro. Al finalizar este momento tan importante en la vida de los neo-confirmados, puestos de pie en sus lugares, mirando hacia la asamblea presente, fueron presentados por el Pastor de la Iglesia osornina, en tanto la comunidad aplaudió con gran alegría a los nuevos confirmados.

Al término de la Santa Misa, después de la bendición final de Monseñor Carlos, las religiosas: Sor Elena Moya y Sor Erica Gómez, invitaron a los jóvenes junto a sus catequistas a cercarse para recibir un recuerdo de su Confirmación, y salieron del templo Catedral con la misión de dar testimonio de su fe en el mundo.

Homilía del Obispo

En su mensaje el pastor de la Iglesia de Osorno dijo que por medio del Sacramento de la Confirmación el Señor hace un regalo que tiene nombre y apellido: “Espíritu Santo”, y resaltó que los regalos son gratuitos y son una expresión de cariño, y por lo tanto son recibidos y se agradecen con humildad, “una actitud tan fundamental en la vida cristiana, aunque, aquel que está consciente de los regalos de Dios, es el humilde, aquel que se sabe amado y regaloneado por el Señor”.

“Hoy, ustedes recibirán este gran regalo”, añadió el obispo Carlos, e invitó a recibirlo y a agradecerlo con esta “gran virtud que es tan propia de los santos, de los amigos de Dios, de aquellos que quieren ser fieles al Señor. Pero como todo regalo que es valioso, significativo, se cuidan, porque podemos correr el riesgo de que se estropee, y pensaba: ¿de qué manera podemos cuidar este regalo que nos va a ofrecer en este día el Señor: el regalo de su Espíritu Santo?”

“Hay medios que ofrece la Iglesia y que son fundamentales para cuidar los tesoros, los regalos, la gracia que Dios nos ofrece por medio de los Sacramentos; una manera fundamental es con la oración, que nos permite encontrarnos con Él, la oración es trato de amistad con quien sabemos, nos ama, la oración nos permite situarnos delante el Señor como hijas e hijos necesitados de su Gracia, de su amor, de su misericordia. Sin embargo, no basta solo con rezar, la oración hay que acompañarla con trabajo, y por eso que el regalo, si es valioso y es espiritual, sobre todo, se cultiva, se va trabajando de manera que crezca en nosotros, y ese regalo produzca los frutos que puede generar en el corazón de aquel que es habitado por el Espíritu Santo”, aseveró el Obispo.

Continuó su homilía, y aseguró que esos frutos, “se notan. El mismo San Pablo en la carta a los Gálatas, es muy claro en decir que: ´aquel que ha recibido el Espíritu Santo, y ha recibido con agradecimiento y con humildad, es un hombre o una mujer alegre´, no anda triste por la vida, no anda con cara de amargado, o con cara de vinagre, como dice el Papa Francisco”.

“Nosotros que nos sabemos amados por Dios, debiésemos andar contentos por la vida, se debiese notar que somos amigos de Dios, que hay un Dios que nos ama tanto, que nos contiene cada vez que lo necesitamos, que es familiar nuestro, que se hace hermano nuestro, y eso por supuesto que es motivo de profunda alegría, y por eso que es lindo ver jóvenes alegres, entusiastas, pero no se trata solo de la risa fácil, espontánea, sino que la alegría cristiana se nota incluso en medio del sufrimiento, del dolor”, añadió el obispo Carlos.

Seguramente, dijo Monseñor a la asamblea y a los recién confirmados, se han encontrado en la vida, con personas que su modo de enfrentar el sufrimiento y el dolor “nos han cuestionado. Vaya que entereza ha tenido esa persona para enfrentar ese dolor y ese sufrimiento, y es precisamente porque hay alegría en su corazón, esa alegría lo desborda, se nota, y se nota que es habitado y que es amigo de Dios. También San Pablo dirá, ese es un hombre o una mujer de paz, que busca la reconciliación, que ama el consenso, el ir buscando caminos comunes, el ir caminando juntos también a propósito del Sínodo, evidentemente son signos que uno los puede notar”.

“Por eso queridos jóvenes, pídanle al Señor, nunca perder la oportunidad de cuidar este gran regalo que hoy van a recibir, y probablemente, este gran regalo, vaya a ser tan determinante como ha sido en la vida de los grandes santos en la Iglesia”, resaltó y continuó “así como sucedió con Alberto Hurtado, con Teresita de Los Andes, ¿por qué no puede suceder con ustedes? Me parece que hay una gran invitación a descubrir que en realidad este gran regalo, a ustedes los pueda hacer verdaderamente santos”.