En la ocasión, en que también concelebró el párroco Juan Aros Fica, el Pastor de la Iglesia Osornina dio gracias al Señor por la oportunidad de tener personas que han sido un impulso para gestionar y organizar realidades en beneficio de la dignidad humana, y porque la Iglesia ha estado tan presente en este proceso, y “ha sido siempre una Iglesia viva, atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de las personas, especialmente de los que más sufren”.

También, destacó que “el camino del seguimiento del señor es el trasfondo que aparece en la Liturgia de la Palabra que hemos escuchado”, y desde ahí, resaltó tres realidades respecto del camino del discipulado:

Primero, aseguró que Dios llama, “es el Señor quien nos elige para transitar por este camino”, y añadió: “Él siempre nos está llamando a cada uno de nosotros a ser parte de su proyecto, y tal como lo hizo con los dos discípulos que aparecen en el primer capítulo del evangelio según San Juan y en la primera lectura del Primer Libro de Samuel, que nos narra su vocación”.

Segundo, señaló que en el camino discipular este llamado no es generalizado, sino que es singular: “Dios nos llama por nuestro nombre. Es lo que sucede con el profeta Samuel, el Señor lo llama por su nombre”. Sin embargo, señaló el obispo, que en el Evangelio entre los discípulos que siguen a Jesús, solo se es nombrado Andrés, al igual que en el texto de los Discípulos de Emaús, solo es nombrado Cleofás, y el otro discípulo en ambos textos no figura con su nombre.

Fue enfático al explicar que lo antes descrito “es muy propio de la Sagrada Escritura para que el lector se identifique también con ese discípulo que no es nombrado. En realidad, ese discípulo eres tú, es tú nombre, a ti te está llamando el Señor, a ti te está invitando a participar de su vida, a convivir con Él, a disfrutar de su presencia. Te llama a ti, con tu nombre, con tu historia, con tu vida, con tu identidad, con tus virtudes y con tus defectos, con tus aciertos y desaciertos, con tus dolores y esperanzas”.

“Hay una tercera realidad que aparece en ambos textos: hay una tercera persona que tiene que intervenir. En el caso de la primera lectura (1Sam 3, 3-10. 19) es Elí, él termina ayudando o facilitando el discernimiento del joven Samuel. En el caso del evangelio (Jn 1, 41-17) es Juan el Bautista. Ellos ayudaron a identificar las mediaciones de la Iglesia, que son parte de la pedagogía de Dios”, añadió el obispo.

“Si bien es cierto que el Libro de las Cartas a los Hebreos es muy claro al señalar que el único mediador entre Dios y los hombres es el Señor Jesús, en la pedagogía de Dios están también estos ´intermediarios´ que nos llevan hacia el único mediador. La función de la mediación de la Iglesia es en nuestra relación con Jesucristo, que es el único mediador, que nos puede dar Salvación”, subrayó.

Continuó su mensaje, y destacó que “seguramente en nuestras vidas ha habido mediadores importantes, una persona que haya sido significativa en nuestra vida y que nos habló de Jesús, que nos llevó a Jesús, o una situación que nos permitió poder descubrir al Señor”.

“Estas tres realidades han estado absolutamente presentes en nuestras vidas, y pidámosle al Señor que nos regale la gracia de renovar nuestra decisión: Hoy Señor te vuelvo a decir que sí a aquel llamado que me hiciste un día, por mi nombre y que seguramente lo facilitó alguna experiencia o alguna persona que fue importante en mi vida para seguir transitando por el camino del discipulado, y seguir identificándome contigo, con tu palabra, con tu vida, y con tus opciones más profundas”, concluyó su mensaje el obispo de Osorno.

Al finalizar la Santa Misa, el padre Juan Aros junto con agradecer la presencia de Monseñor Carlos Godoy, y de las comunidades del campo: San Francisco de Asís de Puñadi, Santa María Reina de la Paz de La Florida, Santa María de la Santísima Trinidad en Barro Blanco, y la Capilla Niño Jesús de Praga en Las Lumas, invitó a la asamblea a compartir un momento de fraternidad junto al Pastor de la Diócesis de Osorno.