A la Fiesta del Banquete, que se celebró este 20 de marzo en la Catedral San Mateo Apóstol, asistieron estudiantes de diversos establecimientos escolares católicos y municipales. También algunos sacerdotes diocesanos y otros de la comunidad Jesuita, además del diácono Carlos Barría y el Seminarista de la Diócesis de Osorno.

En la oportunidad, al momento de la Oración Universal, representantes de distintos colegios presentes, pidieron al Señor por las familias y profesores para que eduquen con amor, alegría, fortaleza y respeto a los jóvenes, y que los estudiantes aprendan a vivir en amistad con Jesucristo.

También, junto al pan y al vino, ofrecieron al Señor: “un cirio, que representa la Luz de Cristo y el compromiso de la construcción del Reino de Dios”, leyó la guía y continuó: “una Biblia. Como profesores buscamos acercar el mensaje del Evangelio a los alumnos”. Presentaron una mochila, que sella su compromiso de crecer en conocimientos y como como “personas de bien en lo académico, en lo valórico y en lo espiritual”, y “un libro de materias, como signo de los aprendizajes que van a recibir nuestros estudiantes este 2024”.

Por su parte, el padre Cristian Cárdenas Aguilar, Vicario General, dio gracias a Dios por esta instancia de compartir, de festejar este comienzo de año en la presencia de Dios “y poner todos nuestros deseos y anhelos en el Altar del Señor”. También agradeció a las religiosas, sacerdotes, al diacono y al seminarista presentes en la celebración.

En su reflexión en torno a las lecturas del día, respecto de la profecía de Daniel, dijo que es muy a propósito para los presentes, ya que hay distintos niveles en la etapa formativa, y muchas veces, el aprendizaje adquirido resulta tan atrayente “que lo queremos hacer tan nuestro, y que lo manifestamos de una manera en que lo queremos imponer a los demás”.

Enfatizó que “en este sentido, la Palabra de Dios nos invita primero a que permanezcamos en nuestra fidelidad a Dios. Que nuestra fidelidad a Él sea lo primero que esté en nuestro corazón, que lo demás lo recibamos y que sea un instrumento para la vida, pero que nuestro corazón esté grabado e impregnado de la presencia, del conocimiento de Dios”.

“¿Cómo llegamos a ese conocimiento? A través de su Palabra, escuchándola, y dejando cada día, el tiempo para nuestra oración, para nuestro contacto con el Señor, no solo ese tiempo que estipula en colegio, sino tiempo personal, en nuestro hogar, en nuestra habitación. Así, nos hacemos cercanos a Él y podemos ser verdaderos discípulos”, señaló.

Aseveró además que en el camino del discipulado “podemos alcanzar la verdad, y la verdad está junto a Dios. Es una verdad trascendente, que está mucho más allá de nuestro conocimiento, y nos permite ser verdaderos hombres y mujeres dispuestos al servicio de los demás, y nos anima a crecer, en la sociedad en el conocimiento del Reino”.

También resaltó la invitación que Jesús hace en el evangelio, Jn 8, 31-42, a no ser esclavos, sino que, a vivir en la libertad, “y la libertad se manifiesta cuando reconocemos nuestra historia, nuestro origen, cuando reconocemos, no solo haciendo memoria del pasado, sino que también lo proyectamos para el futuro, y desde nuestro origen, en una perspectiva cristiana, Dios viene caminando con nosotros, está en nuestro corazón y nos invita a seguirlo a Él”