Como signos, especialmente en este Jueves Santo, el pan y el vino, y tal como lo hicieron los pastores de cada una de las parroquias de la Iglesia osornina, el obispo de la Iglesia local, Carlos Godoy Labraña, en el Templo Mayor, lavó los pies de 12 personas, hermanas y hermanos, niños, jóvenes y adultos, como gesto de humildad, de servicio y el gran mandamiento del amor al prójimo, que pide Jesús a sus fieles.
También, antes de finalizar la Santa Misa, en que no hay bendición final porque el Señor ya no está, su Tabernáculo está vacío, el Pastor en completo silencio recorrió los pasillos de la Catedral San Mateo Apóstol, llevando el copón cerrado hasta su Altar en la capilla lateral para su adoración, y donde permanecerá en la espera de su Resurrección.
En su homilía, en este día santo, el Obispo de Osorno resaltó tres gestos, en el contexto de la Última Cena, en que el Señor expresa sus sentimientos más profundos a sus discípulos: “Él ora al Padre, Reza por los suyos y se entrega por ellos”. Aseguró además que, en esta celebración eucarística, se puede reconocer “la fuerte carga simbólica que está detrás de cada gesto”, que también hablan de las funciones fundamentales de Jesús y “el culmen de los gestos simbólicos es precisamente lo que el sacerdote hace, con este grupo de hermanos que recibirán el lavado de sus pies, recordando lo que el mismo Jesús realizó aquella noche”.
En esta acción destacó el obispo Carlos que el Señor ofrece “nuevas comprensiones, quizás determinantes para la vida de sus discípulos. Tres nuevas comprensiones que me gustaría describir y que nos podrían ayudar a profundizar, no solo en el texto sino también en el proyecto de Jesús, en la propuesta que Él nos hace a todos nosotros”.
Primero, "hay una nueva comprensión de la autoridad". Explicó que en medio de la cena el Señor se puso de pie y comenzó a lavar los pies de sus discípulos “un tremendo gesto de amor”, en que “Jesús lo hace para ofrecer una nueva concepción de autoridad, sus discípulos tendrán que ir comprendiendo este camino poco a poco y es evidente que luego de la Resurrección lo harán o lo tendrán mucho más claro”.
“El que ejerce la autoridad no debe dominar a los suyos. Esa autoridad tampoco se sustenta en una posición social o en el dinero o en el rol que le toque ejercer a esa persona. La comprensión que Jesús tiene de la autoridad ciertamente es contra cultural, para Él ser autoridad implica servir, amar, darse, caminar con otros, y creo que la comprensión que tiene Jesús de la autoridad, debiese ser también nuestra comprensión tanto en la Iglesia, como en nuestra familia, en nuestros trabajos, en nuestras instituciones, y donde a cada uno de nosotros nos toque desenvolvernos, cumplir los distintos roles que tenemos”, aseveró el obispo Carlos.
Segundo, “hay una nueva comprensión de la comida, del banquete”, que Jesús lo “propone como un adelanto del Reino de los cielos, donde todos nosotros viviremos plenamente el amor y la comunión”, y argumentó que es por eso que “el gesto de humildad de lavar los pies a sus discípulos es también representativo de la humildad que tiene que tener el discípulo para configurarse más plenamente con su maestro. El Banquete será también un signo de comunión que tendrá que prolongarse más allá del lugar en que se está desarrollando ese banquete”.
Tercero, “hay una nueva comprensión de Jesús. Él aprovecha este banquete para asegurar de que Él seguirá presente, hasta el fin de los tiempos, el Señor asegura su presencia sacramental a través de la Eucaristía”, aseveró y continuó su mensaje: “Cada vez que comulgamos el Cuerpo de Jesús, el Señor sale a nuestro encuentro para recibirnos en nuestras situaciones vitales, en lo que cada uno de nosotros va viviendo y va experimentando”.
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