En la Catedral San Mateo Apóstol, la asamblea inició la Liturgia de la Pasión del Señor con la entrada sigilosa del padre Bernardo Werth y el Vicario general, presbítero Cristian Cárdenas, junto al Obispo Carlos Godoy Labraña, quien antes de subir al presbiterio, se postró ante el Altar, que permanece desnudo, sin adornos ni manteles porque el Señor no está.

Después de la homilía y la oración universal, el Pastor, en procesión por la nave central del templo llevó la Santa Cruz para realizar la Adoración del Santo Madero, momento que acompañó con bellos cantos el coro, y los presentes, hombres y mujeres, adultos, jóvenes y niños, besaron al Señor Crucificado.

Inmediatamente después se inició el Vía Crucis, donde algunos integrantes de la Catequesis Inclusiva representaron a Jesús, la Santísima Virgen María, María Magdalena y un Centurión Romano, e interpretaron cada una de las estaciones con las cuales la comunidad dio testimonio por algunas calles aledañas.    

Mensaje del Obispo

En la celebración de este Viernes Santo, el obispo de la Diócesis de Osorno señaló que hoy la Iglesia “nos invita a contemplar a Cristo Crucificado, es contemplar en definitiva el radical amor de Dios por el ser humano, un amor que se expresa rotundamente con el sufrimiento, Pasión y Muerte de su Hijo”.

Agregó que “hay que entender que Dios no quiere el sufrimiento de nadie, y Jesús tampoco quiso el sufrimiento para sí”, y explicó que “Jesús sabía que se exponía a consecuencias fatales y asumió por obediencia a Dios y lo hizo con lágrimas y profundo sufrimiento”.

“La muerte de Jesús no es un teatro, ni tampoco una apariencia, es real, es verdadera”, aseveró el obispo Carlos, y aseguró que de esta forma el Señor “no solo cumple con el proyecto del Padre, sino también solidariza con el sufrimiento humano, y lo significa de tal manera, que le ofrece un nuevo sentido”.

Este es el sentido que “nosotros podemos encontrar en la Cruz del Señor. Nuestras heridas y nuestros sufrimientos son plenificados, precisamente, en el sufrimiento de Cristo, y por lo tanto contemplar a Jesús Crucificado, puede ser también una gran oportunidad que tenemos todos nosotros, de colocar nuestros propios sufrimientos en su Cruz”.

“Pidámosle al Señor que su Cruz siempre nos comprometa para transformar el mundo con este nuevo sentido redentor que ofrece su Muerte y Resurrección”, finalizó su mensaje.