En la ocasión, el sacerdote diocesano, Vicario General de la Iglesia osornina, cuyo lema es: “No tengo oro ni plata, pero todo lo que tengo te lo doy” (Hch 3, 6), expresó su agradecimiento a Dios “por la posibilidad de celebrar un año más de mi ordenación sacerdotal y por la cercanía de quienes se hicieron tiempo para acompañarme en este día”.

También hizo hincapié en que esta vocación es solo gracia inmerecida que el Señor le regaló, y en torno a las lecturas elegidas para dicho día, reflexionó respecto de la figura de ambos Apóstoles de Jesús que festeja la Iglesia Universal, y señaló aunque muy contrapuestos “fueron figuras importantísimas en la expansión del Evangelio, Pedro un pescador con un carácter tosco y sin mucha formación, Pablo un soldado perseguidor de Cristianos, pero ambos personas de las que Dios se valió para ser apóstoles de su Hijo Jesús”.  

Después del Banquete Eucarístico, la asamblea presente junto al festejado, quien lleva seis años donando su servicio ministerial en el Templo Mayor de la Iglesia osornina, compartió un pequeño vino de honor, que convocó el consejo pastoral parroquial.