La eucaristía fue presidida por el obispo de la Diócesis de Osorno, Carlos Godoy Labraña y concelebrada por el párroco, padre Mauricio Cárdenas Barros y el padre Pedro Kliegel Stiller, Administrador Parroquial de la parroquia Sagrada Familia de Río Negro. También estuvo presente el alcalde de la comuna, Sebastián Cruzat Cárcamo, y algunos concejales de dicho municipio, además de la comunidad fiel y devota.
Al momento del ofertorio, junto al pan y al vino, fueron presentadas al Señor cada una de las siete comunidades rurales que pese al frío asistieron a la celebración eucarística: Porvenir; Los Castaños; Los Parrones; Huilma; El Bolsón; Costa Río Blanco y Millantué, mientras el coro, unido a la asamblea, acompañó con el canto.
Homilía del Obispo de Osorno
Monseñor Carlos Godoy aseguró que a los padres de la Santísima Virgen María “la tradición los ha llamado Joaquín y Ana. Joaquín significa preparación del Señor, trabajo, constancia, acción, preparando la venida del Señor, y Ana significa amor y plegaria, López de Vega la llamaba ´la madre de la mejor´. Es la representación de una gran mujer por esencia que se dispone también a hacer la voluntad de Dios y a traducirla con su vida concreta”.
“En el seno de esta mujer se realizó el sublime misterio de la Inmaculada Concepción, que es lo que nosotros creemos, y que cada 8 de diciembre celebramos esa linda fiesta. En Ana debemos reconocer que fue un ser humano privilegiado, que se hace parte de la historia de la salvación a propósito de la elección que Dios hace de María Santísima, y por lo tanto, de todos los antecedentes que rodean a la Virgen María; familiares, históricos, culturales etc., que serán tan determinantes en el crecimiento y en el desarrollo de Jesús”.
También se refirió al culto de los abuelos de Jesús, y dijo que se desarrolló primero en oriente y más tarde en occidente. “Por el siglo XVI se instaura oficialmente la Fiesta de Santa Ana, y luego la de San Joaquín, y la Reforma Litúrgica del Concilio une ambas festividades precisamente para fortalecer la realidad familiar y entrar al mundo entero lo significativo que es la familia en el desarrollo de una persona”.
“Una familia compuesta por un papá y por una mamá, eso es lo que nosotros creemos y sostenemos desde la antropología cristiana, es decir, la participación de un papá y de una mamá en el desarrollo de la vida de un niño son insustituible. Seamos realistas, no siempre se dan las condiciones adecuadas para que un niño crezca y se desarrolle convenientemente”, agregó.
Destacó además que todas las condiciones o las virtudes humanas que tuvo Jesús se las debió al papá y a la mamá que tuvo, y aseguró “que todo el desenlace decisivo en la historia humana y en historia de la salvación comienza a gestarse en el seno de una familia, con un papá y con una mamá que van a ser significativos al momento de acompañar a su hija en su desarrollo humano y también religioso. Todo fue preparado para el nacimiento del Salvador”.
Resaltó entonces que “Joaquín y Ana para nosotros se convierten en un modelo de familia, y en un modelo de sabiduría, de experiencia porque al ser los abuelos de Jesús, la Iglesia reconoce también el valor que tiene el adulto mayor dentro de la comunidad cristiana”.
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