La celebración eucarística, presidida por el obispo de la Diócesis de Osorno Carlos Godoy Labraña, congregó a autoridades civiles, militares, funcionarios del Colegio San Mateo y del Hogar de Cristo, además de usuarios de dicha institución creada por el primer Santo Chileno y una porción del pueblo de Dios en la Iglesia local, fue un momento de reflexión y unidad en torno a los valores de la solidaridad y el servicio al prójimo.

Concelebraron la Santa Misa, el Vicario General, padre Cristian Cárdenas; el padre Miguel Molina. Los sacerdotes jesuitas: Pablo Contreras y Héctor Guarda, además de dos religiosos del Verbo Divino: Juan Delau y Juan Pablo Wevo.

Durante su homilía, el Pastor de la Iglesia osornina resaltó la figura de San Alberto Hurtado, fue un hombre que tuvo hambre de Dios y de la justicia, y supo comulgar con la fe de Cristo en cada misa y en el Cuerpo Herido del Señor, “su figura sigue siendo para nosotros una fuente de inspiración”.

También aseguró que el primer Santo Chile, marcó un hito fundamental en la vida de tantas personas que lo conocieron, y destacó al Hogar de Cristo como una de las obras más destacadas “que surgió hace más de ochenta años como una manera de brindar alimento, techo y abrigo a los más pobre y excluidos”.

“Su reflexión, sus escritos y predicación pretendieron mover el corazón de todos a la solidaridad y a la construcción de una sociedad más justa. No concebía un cristianismo que no se la jugara por buscar un mundo más humano y más fraterno”, agregó.

Recordó entonces algunas palabras de San Alberto Hurtado: “El católico debe usar todas sus fuerzas, valiéndose de todas las armas justas, para hacer imperar la justicia. Le escandalizaban las tremendas diferencias entre ricos y pobres, decía: hay dos mundos demasiado distantes: el de los que sufren y el de los que gozan, y deber nuestro es recordar que somos hermanos, y que, en toda verdadera familia, la paz y los sufrimientos son complejos”.

Aseguró que el primer santo chileno, ciertamente “era un hombre de Dios, y el resultado de su lucha por la justicia, lejos estaba de ser un fin filantrópico. Lo veía como un mandato propio de los discípulos de Jesús, y su propósito esencial, era hacer la voluntad de Dios”.

“El ejemplo del padre Alberto Hurtado, sigue tan vigente como siempre, y por su puesto que su figura puede seguir siendo una fuente de iluminación para todos nosotros, de manera que podamos crecer en un compromiso mayor en la construcción de un mundo más justo y más fraterno”, concluyó el Obispo de Osorno su mensaje.

Fuente: Colegio San Mateo/Comunicadores de la Diócesis de Osorno