En la Catedral de Osorno, el Vicario General, padre Mauricio Cárdenas Aguilar, invitó a la asamblea a acercarse con sus coronas, para encender la primera de las velas que se iluminan durante las cuatro semanas de este tiempo de espera a la Navidad, y a los niños para entregar su bendición y asperjar agua bendita sobre ellos.

También, en un especial y hermoso momento, en gesto de bendecir el hijo de una mujer embarazada, y dirigiéndose a ella, hizo oración: “el Señor te de la gracia de un día por tenerle entre tus brazos, como nuestra Madre, la Virgen María y nuestro Padre, San José, y a través de este signo el Señor bendiga, acompañe y asista a cada una de las mamás que están gestando la nueva vida”.

En su homilía, el sacerdote diocesano dijo que al igual que aquel pueblo que recibió al Señor “en tiempos antiguos, nosotros también conforme va pasando la historia nos preparemos para recibir lo, y por eso habrá varios signos durante este tiempo; uno de ellos es la Corona de Adviento”.

Destacó que del mismo modo en que la corona cada domingo se va iluminando, “nosotros somos ese mismo efecto para el mundo, vamos iluminando con la presencia de Cristo al mundo, a través de nuestras palabras y de nuestras obras”, y añadió que tal como Dios “se ha manifestado en tiempos antiguos, se sigue manifestando también hoy con nosotros”.

Agregó que “este Tiempo de Adviento debe ser un tiempo de esperanza para cada uno de nosotros, un tiempo que nos debe animar a prepararnos con alegría al encuentro del Señor. Es un tiempo en el cual nuevamente somos invitados a encontrarnos con el Señor en la oración”.

Aseveró que frente a las preocupaciones y el mundo del comercio estamos invitados a reconocer que “lo esencial y lo más importante es tener a Cristo en el centro, es tenerlo a Él con certeza y quien nos acompañe y nos asista”, y aseguró que el Señor también pide cosas a sus fieles, “y lo decía el apóstol San Pablo en su carta a los tesalonicenses, y es que también puede ser una carta para nosotros, decía: por eso hermanos rogamos en el Señor que vivan conforme a lo que han aprendido, sobre la manera de comportarse para agradar a Dios”.

Explicó que este tiempo es una oportunidad para renovar el deseo de encontrarse con Dios, y esto se debe traducir en una búsqueda constante de su presencia que fortalezca el corazón de los creyentes, “por supuesto, llevando todo lo que el Señor nos ha enseñado, y sabemos que toda su enseñanza está resumida en dos mandamientos: amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos”.

“Que el Señor nos permita a cada uno de nosotros emprender un nuevo camino de encuentro con Él. No es que el camino anterior no valga, sino que tenemos que renovarlo. Habrá varias cosas que, seguramente, tenemos que cambiar, y este es el momento para que dejemos atrás todas aquellas cosas que no nos han permitido conectarnos de la mejor manera con Dios. Siempre podemos hacer las cosas mejor. Pidamos al Señor que nos de fortaleza y que podamos caminar en su presencia”, concluyó el padre Cristian.