Una masiva y contemplativa peregrinación recorrió las calles centrales de la ciudad, para festejar la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, en la que los fieles de nuestra provincia dieron testimonio de su fe, y del querer vivir en el encuentro personal y comunitario con Jesús Eucaristía, que guía el caminar del Pueblo de Dios.

Cientos de creyentes llegaron hasta la Iglesia San Francisco, donde con un profundo silencio se vivió el primer momento de adoración al Señor Consagrado. Los religiosos y religiosas presentes, además del Obispo, el clero diocesano y la asamblea, arrodillados en torno al Santísimo expuesto en el Altar, pidieron por la construcción y la reparación personal, comunitaria y como Iglesia.

El padre René Pesentí, trasladó por la nave central de la Iglesia la custodia que porta a Cristo en la Eucaristía, hasta el frontis del templo, donde lo entregó al Administrador Apostólico de Osorno, Obispo Jorge Concha Cayuqueo, quien lo expuso finalmente en el palio, en que los fieles de distintas comunidades y grupos se turnaron durante la procesión para llevarlo en andas.

Así se inició el caminar del Pueblo de Dios que peregrina en cada una de las comunidades que forman la Iglesia diocesana de Osorno. Los cantos, la oración y el silencio fueron la tónica del recorrido de la gran columna humana que testimonió su fe y cuyo paso, encabezado por el Señor en la Hostia Consagrada, no dejó indiferente a los transeúntes que se detuvieron a contemplar lo que sucedía.

También se realizaron ocho estaciones, en las cuales se destacaron diversas características de la Eucaristía: “la alegría de encontrarnos como Iglesia Peregrina”, “contemplación y encuentro con Dios y con los hermanos que sufren”, “fuente de fe y valor en Jesucristo y de compromiso con los que sufren abusos”, “alimento que nos impulsa al servicio y a la acogida con los hermanos que buscan un futuro de esperanza”, “fuente de alegría y esperanza para todos, especialmente niños y jóvenes”, “fuente de amor que acoge, acompaña y dignifica”, “fuente de amor y sabiduría”, “fuente de fraternidad y comunión con los hermanos”.

Al llegar a la Catedral, la asamblea recibió al Señor Sacramentado agitando pañuelos blancos al son del canto, y en silencio profundo, reverenció a Jesús en la Hostia Consagrada a su paso hasta el Altar donde fue expuesto y los presentes, que repletaron el templo mayor de la diócesis, vivieron el segundo momento de adoración y al finalizar este espacio de encuentro y de reflexión con el Señor de la Vida, se dio paso a la Eucaristía con la cual también se clausuró el Año Eucarístico que nos regaló la Iglesia en el 2018.

Al inicio de la celebración, también el pueblo Mapuche Huilliche de la Provincia hizo entrada solemne hasta los pies del altar, donde realizó una rogativa de respeto y adoración al Señor frente al Obispo Jorge Concha Cayuqueo, en tanto los fieles presentes en la Santa Misa, participaron del momento con aplausos al ritmo de la guitarra, la trutruca y el bombo característico del pueblo originario.

Por su parte, el Administrador Apostólico de Osorno, invitó a los fieles a acoger la Palabra de Dios y a abrir el corazón, la mente y la misma vida a la acción del Espíritu Santo, “para que infunda en nosotros el deseo de la oración, nos dejemos consolar por Él, y nos regale el valor y la fortaleza que necesitamos”.

“Estamos celebrando hoy, el encuentro con el Señor Sacramentado en el Pan y en el Vino que está siempre en la Iglesia, en la vida de las comunidades y que necesitamos profundizar en su conocimiento, porque es un gran don que Jesús nos da en la Eucaristía, dijo el Obispo Jorge Concha Cayuqueo a los presentes.